Al Hospital San Vicente de Paúl, explica Jaime Rojas, subgerente científico, llegan constantemente casos de enfermedades respiratorias que se deben en primer lugar a la quema de la caña, en segundo a los gases emitidos por los vehículos y en tercero a la industria. “Los pacientes más afectados son los niños y los adultos mayores. Los menores por una exposición permanente a factores que desencadenen una hiperactividad bronquial y los ancianos porque sufren de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica, que al someterse a factores externos como las partículas generadas por la quema de la caña pueden generar fácilmente una crisis”.
Por su parte, Giovanni Storino, secretario de salud de Palmira, aunque asegura que el municipio sufre de problemas respiratorios, aclara que “no podemos decir que todas las IRA en Palmira sean por la quema. Más bien, creería que la pelusa de la caña podría generar problemas respiratorios”.
La frecuente discusión ante el tema llevó al Ministerio de Protección Social, según Calero, a publicar unos términos de referencia para desarrollar un estudio que evalúe los efectos de la quema de caña en la salud respiratoria.
Calero afirma que Asocaña está dispuesta a que se haga el estudio y se concluya si efectivamente la quema puede tener o no repercusiones entre la población y asegura que la asociación tienen la disposición para realizar los cambios necesarios. Por otro lado, Storino argumenta que debe hacerse la investigación, porque finalmente es un problema de salud pública. Pero aclara que la economía de la región está basada en la caña, por lo tanto, de encontrarse que ésta pueda estar generando enfermedades respiratorias o alergias entre los palmireños, habría que buscar la manera de solucionar el problema, por ejemplo, mediante una vacuna. Aunque el Secretario explica que es prematuro dar una conclusión, lo cierto es que la tesis de Dávalos parece haber puesto el debate sobre la mesa.
La quema de la caña
A la caña se la quema para que las hojas se desprendan y el tronco se debilite de tal manera que se le facilite el trabajo al cortero, quien incrementa tanto la productividad como su sueldo al producir ya no tres toneladas diarias, sino seis o siete. Además, se quema el pasto para eliminar plagas, basura, residuos y la pelusa que existe alrededor del tronco y que posiblemente puede generar problemas de salud.Las quemas se realizan por autorización del Ministerio del Medio Ambiente y están controladas por la autoridad ambiental de cada zona, encargada de regular que éstas no afecten a la población civil.
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